Ando
buscando me saquen de este techo que cubre poco y enfría mucho... ando
esperando que el calor me cubra las ganas de cambiar la suerte profunda, siento
que mis actos no cambian al mundo que mis miedos no dicen nada. Sé que en
algún momento despertaré y encontraré lo que estaba buscando entre mis sueños y pesadillas o quizás en el día a día tan conflictivo y productivo. Ando buscando quien soy , que fui , quien seré
mañana. Triste es pensar que no estaré para los momentos importantes y los que fueron ya no los recuerdo, entonces recorres tu
vida como una película de Almodóvar intentando seducir al tiempo o a la grata
sensación de seguir sonriendo y buscando el final de una vida sin acabar, de cambios, de mejoras , de momentos insostenibles, insospechables que nos robaron más de una lágrima y miles de sonrisas. Ando buscando en lo más profundo de mi corazón, sentido a éste silencio a este sin sabor de querer hacer mucho y no poder hacer nada, de querer trabajar en todo y no tener trabajo, de tener salud y ser enfermo ...... ando
buscando solución y no sé a que !!
Recuerda que tú eres el único responsable de tus actos. Nosotros elegimos donde estar y la razón de porqué estamos ahí.
En el siglo X, el eminente monje Fa-Yan dirigía
un templo budista que se alzaba cerca de una ciudad del sur de China.
En ese mismo templo vivía el honesto monje llamado Tai-Quin, que era
despreciado por ser un poco descuidado.
Una vez, después de las oraciones diarias, Fa-Yan preguntó a sus hermanos de monasterio:
– Si un tigre aparece con una campanilla atada al cuello, ¿quién podrá desatarla?
– Si un tigre aparece con una campanilla atada al cuello, ¿quién podrá desatarla?
Todos
se quedaron perplejos, pues desatar la campanilla del cuello del tigre
sería una temeridad. El tigre es una animal muy temido en aquellas
latitudes. Es imposible que una persona pueda acercarse a su cuello para
quitarle un cascabel. Por este motivo, aunque pensaban y pensaban,
nadie se atrevía a dar una respuesta válida.
En ese momento entró el monje Tai-Quin, y el eminente religioso repitió la pregunta.
El monje que acababa de entrar respondió con la punta de la lengua:
– La campanilla debe ser desatada por quien la hubiera atado.
– La campanilla debe ser desatada por quien la hubiera atado.
Esta frase se tornó en un proverbio para el pueblo, por eso en China la gente no dice:
– Debe resolver el problema quien lo creó, – sino que utiliza el dicho
– La campanilla debe ser desatada por quien la ha atado.
– Debe resolver el problema quien lo creó, – sino que utiliza el dicho
– La campanilla debe ser desatada por quien la ha atado.
Maestro: uno debe ser responsable de sus actos.